Un asteroide es un cuerpo celeste rocoso, más pequeño que un planeta y
mayor que un meteoroide. La mayoría orbita entre Marte y Júpiter, en la región
del sistema solar conocida como cinturón de asteroides; otros se acumulan en
los puntos de Lagrange de Júpiter, y la mayor parte del resto cruza las órbitas
de los planetas.
La Tierra (del latín Terra, deidad romana equivalente a Gea, diosa griega de la
feminidad y la fecundidad) es un planeta del sistema solar que gira alrededor
de su estrella —el Sol— en la tercera órbita más interna. Es el más denso y el
quinto mayor de los ocho planetas del sistema solar. También es el mayor de
los cuatro terrestres o rocosos.
El Sol (del latín sol, solis, ‘dios Sol invictus’ o ‘sol’, Helios en la mitología griega,
a su vez de la raíz protoindoeuropea sauel-, ‘brillar’) es una estrella de tipo-G
de la secuencia principal y clase de luminosidad V que se encuentra en el
centro del sistema solar y constituye la mayor fuente de radiación
electromagnética de este sistema planetario. Es una esfera casi perfecta de
plasma, con un movimiento convectivo interno que genera un campo magnético
a través de un proceso de dinamo. Cerca de tres cuartas partes de la masa del
Sol constan de hidrógeno; el resto es principalmente helio, con cantidades
mucho más pequeñas de elementos, incluyendo el oxígeno, carbono, neón y
hierro.
La Luna es el único satélite natural de la Tierra. Con un diámetro ecuatorial de 3476 km, es
el quinto satélite más grande del sistema solar, mientras que en cuanto al tamaño
proporcional respecto a su planeta es el satélite más grande: un cuarto del diámetro de la
Tierra y 1/81 de su masa. Es, además, después de Ío, el segundo satélite más denso. Se
encuentra en relación síncrona con la Tierra, siempre mostrando la misma cara hacia el
planeta. El hemisferio visible está marcado con oscuros mares lunares de origen volcánico
entre las brillantes montañas antiguas y los destacados astroblemas.